Descripción
Prologo
Estas mal escritas memorias de mi humildísima actuación durante la campaña en defensa de nuestros sagrados derechos, las dedico, en primer lugar, a lo quemas he amado y amare mientras viva: a CRITO REY Y A SANTA MARIA DE GUADALUPE; después, a todos los que confesando o defendiendo dieron sus vidas por Dios y por la Patria; al incomparable Episcopado Mexicano y al V. Clero, en el momento del honrosísimo Non Possumusus; a la magna Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, que con su talento y hombría, dirigió y organizo los ejércitos cristeros que hicieron temblar y transigir a los tiranos; a las Brigadas Femeninas SANTA JUANA DE ARCO y a las mujercitas mexicanas que con sus heroísmos, sacrificios y abnegaciones hicieron posible el sostenimiento de los ejércitos cristeros; a nuestros insignes y virtuosos Capellanes que compartieron con nosotros las penas de la dura y larga campaña; a los católicos de todas las Naciones que con sus oraciones y dadivas nos ayudaron en las horas amargas; a los extraordinarios acejotameros que con su heroico ejemplo fueron el alma de nuestros ejércitos durante la dura prueba; a las madrecitas mexicanas que por amor a Cristo enviaron a sus hijos a los campos de batalla; al glorioso ejercito cristero que con malas armas, con pobrísimas ropa, por amor a su rey y a su reina, se potaron como buenos, cubriéndose de gloria en las batallas; a todos los miembros de la “U” que cumpliendo con su juramento se lanzaron a la lucha sin que nadie se lo ordenara y por ultimo a los soldados de Cristo, que por obediencia entregaron sus victoriosas armas, sabedores del triste fin que les esperaba: por morir, pero no en los campos de batalla, sino asesinados en las ciudades, en los campos, o bien en las oscuras prisiones.
¡Vivan Cristo Rey y Santa María de Guadalupe, por quienes el pueblo auténticamente católico de México lucho valiente, y con sus heroísmos y su sangre escribió la página más gloriosa de la iglesia santa de Cristo en nuestra patria!
Jesús Degollado Guízar
Soldado de Cristo Rey
Guadalajara, Septiembre de 1956
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