Descripción
Prologo
Estructura de esta obra
El Papa Pio IX, alarmado por la paulatina pero violenta y radical imposición de los numerosos errores del liberalismo, promulga en 1864 la Encíclica Quanta Cura (Con cuanto cuidado…). A ella le anexo un importantísimo documento: el Syllabus, que es una especie de catálogo de los errores filosóficos, teológicos y políticos del Liberalismo condenados por la iglesia.
Por razones prácticas he preferido publicar solo el anexo llamado Syllabus y una carta “confidencial” que el propio Papa Pio IX envió al emperador Maximiliano de Habsburgo en 1864, cuando ya fungía este como nuevo gobernante “católico” del segundo imperio Mejicano. Ambos documentos aparecen en la segunda parte de este libro.
Consideré necesario ofrecer, en la primera parte de esta obra, el marco histórico que, en nuestra Patria, le da sentido a las condenaciones pontificias, y creí que lo mejor era explicar, con la mayor brevedad posible, que se entiende por Reforma y juarismo.
Para demostrar que el juarismo y la reforma no solo siguen plenamente vigentes sino que han sido llevados a su perfección revolucionaria, hago la comparación entre las leyes de Reforma y la Constitución de 1857, por un lado, y nuestra legislación actual por el otro.
Demostrada la continuidad histórica de la herejía liberal respecto de la iglesia, la familia y el Estado, expongo la doctrina de la Iglesia con la mayor actualidad posible, por lo cual, además de recordar la del Concilio de Trento respecto del matrimonio, trascribo los textos del nuevo código de derecho canonico y de los pertinentes decretos y constituciones del concilio vaticano II para probar que la iglesia tiene una firme e inalterable continuidad en su doctrina, continuidad cuya grotesta imitacioon vemos por doquier en la corrupción revolucionaria. El concilio vaticano II condena, tal como lo hiciera en su Syllabus el Papa Pio IX y en diversas encíclicas los Papas que lo sucedieron, todas y cada una de las herejías liberales, y el derecho canonico lo respalda con el lacónico pero incisivo lenguaje propio de las formulas jurídicas.
Por lo tanto, el juarismo, símbolo del liberalismo en Mejico, vigente en Mejico en el siglo XXI, pero permanece condenado por la iglesia, por el juarismo y la reforma no son “discordias del pasado” que debamos “superar”, sino crímenes de lesa iglesia y de lesa Patria que debemos proscribir.
En la oración “Oh Jesús, Pastor Eterno de las almas…” que aun se reza después de la Santa Misa, no quejamos, con filial confianza, de que “gemimos en la orfandad.” Pidámosle a Cristo N. S. que Obispos y Cardenales dejen de leer periódicos y revistas y embotar su inteligencia frente a los monitores alimentados por tecnología que parece ponerse al servicio de la Revolución (T.V., videos, inter-red, discompactos, etc) para que puedan entregarse al estudio del magisterio de la Iglesia y a su heroica difusión.
Jose Maria Abascal Carranza
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