Socialismo nacional contra marxismo

$220.00

Author: René Binet
Categoría: Etiqueta: Product ID: 2703

Descripción

PRÓLOGO DE JOAQUÍM BOCHACA

René Binet, en su juventud militante del Partido Co­munista Francés, se convirtió muy pronto a lo que él llamó «racismo europeo», y estuvo en el origen, o a la cabeza, de numerosos grupos activistas naciona­les entre 1948 y 1955. Fundó la revista «Le Nouveau Promethée», en Julio de 1950. Como dice Antonio Rossiello «el nacionalismo revo­lucionario de Rene Binet no era un sentimentalismo pequeño-burgués nacional e impulsivo, sino que se encarnaba en un monje-soldado al servicio de una doctrina. Su racialismo le llevó hacia una Europa como un corazón en el cual la sangre latía desde Johannesburgo hasta el Quebec y desde Budapest hasta Sidney, afirmando la superioridad del Mundo Blanco no gangrenado por el materialismo soviético y ameri­cano, y regenerado en el neo-paganismo. Publicó numerosos libros nacional-revolucionarios, tales como «Contribución a una ética racista», «Teoría del racismo», y «Socialismo Nacional contra Marxis­mo», ahora en manos del lector. Esta obra es una crítica demoledora de los diversos modelos de marxismo que aparecieron como hongos, sobre todo tras la «liberación» de Europa. El bisturí de su crítica es especialmente tajante al analizar el estalinismo y el trotskismo. Demuestra que tales movimien­tos políticos eran, no sólo nefastos, sino que incluso estaban plagados de contradicciones, prescindiendo de los maestros Marx y Engels cuando les convenía. Binet denuncia el mito de las «clases» y demuestra, de manera irrebatible, que el estalinismo no era más que un Capitalismo de Estado, con todas las taras, corregi­das y aumentadas, del liberal-capitalismo occidental. Analiza también, minuciosamente, el denominado, por Marx y Engels, fatalismo económico, olvidando la incidencia de la finanza en la economía, tal vez por tener Marx ancestros banqueros y ser nieto de un rabino. La ascendencia racial del «buda» del Co­munismo, y la influencia de la misma en su doctrina es aludida en diversas ocasiones por Binet. No es el mismo caso para Engels, a quien, sorprendentemente, nuestro autor califica de «alemán». Otro punto sobre el que incide atinadamente Binet es en el concepto marxista del trabajo, considerado por el Marxismo como una mercancía. Los contratos de trabajo de la Rusia Soviética, por ejemplo, eran infi­nitamente más drásticos que los habituales en el Ca­pitalismo, considerándose cualquier leve infracción como un «sabotaje contra la clase obrera», y reserván­dose el Partido el derecho a cambiar la residencia de los obreros, mandándoles a trabajar muy lejos de su domicilio.

Por encima de las clases, no sólo en la práctica, sino incluso en la teoría, denuncia Binet la existencia de la clase de los «ejecutivos», o administradores y dirigen­tes sindicales cuyas decisiones eran tan incontestables como los ukases de la denostada época zarista. Pero donde más insiste el Autor, en su crítica del Mar­xismo, es en el factor biológico. Para él, la pretensión marxista de someter a los trabajadores del mundo en­tero a un mismo programa, haciendo abstracción total de la realidad racial es una quimera. Para Binet tal uni­formidad es absurda. Al referirse a los trabajadores eu­ropeos él emplea -con respecto a los actualmente de­nominados tercermundistas- la palabra «superioridad», lo que en nuestros tiempos le habría acarreado serios problemas de toda índole, los judiciales incluidos. Al final del libro, René Binet habla de un Partido So­cialista francés. Ciertamente no puede referirse a la vieja S.F.I.O. (Section Française de l’Internationale Ouvrière). Debe tratarse de un nuevo partido so­cialista que pensaba formar, racista y europeista, en una época en que se empezaba a esbozar el Trata­do de Roma, preludio de la actual Unión Europea. Un nuevo Partido Socialista, basado en los principios de UNIDAD del Pueblo, AUTORIDAD del Partido y RESPONSABILIDAD del Jefe. Un partido, además, declaradamente racista y libre de lo que él llamaba «ingerencias asiáticas.»

En su revista «Le Nouveau Promethée», que contaba con un magnífico cuerpo de redacción, dio a conocer sus ideas, pero, falto de anunciantes, desapareció al cabo de un año de su aparición. René Binet murió, en 1957, en un accidente automovilístico que, según todas las apariencias, fue provocado. Con la muerte de Binet abortó la posibilidad de crear un auténtico partido nacional-revolucionario en Francia.

PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE 1978

En el mes de Agosto de 1975, el Instituto superior de las Ciencias psicosomáticas, biológicas y raciales, fundado en Barcelona en 1969 por el Nuevo Orden Europeo, publicó una obra inédita y postuma de René Binet: «Contribución a una ética racista». Al publicar hoy «Socialismo nacional contra Marxis­mo», casi nuevo, ya que fue multicopiado y difundi­do modestamente en 1950, no nos exoneramos sola­mente de una deuda de reconocimiento hacia uno de los fundadores del Nuevo Orden Europeo, sino que creemos servir a la causa de nuestra raza al poner a la disposición de sus defensores importantes armas espirituales.

Esa obra difiere de numerosas críticas del marxismo por el hecho capital de que juzga en función de la de­fensa de la comunidad racial. Encontramos aquí, como en «Contribución», el principio que permite plantear y resolver los problemas. Pero, mientras que, en «Con­tribución» se dedica a la parte eternamente válida de nuestra concepción del mundo: el servicio de una raza que no solamente no quiere morir, sino que quiere continuar el ascenso hacia la soberanía, la grandeza, la belleza, y alcanzar las más altas cumbres de la vida en nuestro planeta, la presente obra lucha contra el principal adversario ideológico, el marxismo, que, al postular la igualdad entre los hombres, contradice la realidad biológica en general y la étnica en particular. El mensaje de Rene Binet continuará, pues, siendo ac­tual mientras subsista el marxismo, es decir, hoy más que nunca.

Ciertamente, él se refería más precisamente a la forma estalinista de la ideología adversa. Como tal monolitismo, hoy, se ha perdido y nos hallamos ante una multi­tud de marxismos, ¿resultará hoy anticuado este libro? En primer lugar, la diversidad en los comunistas resi­de más en los objetivos geopolíticos a los cuales las doctrinas sirven de coartada. Así, entre rusos y chinos, el verdadero problema se llama Siberia, mientras que la curiosa querella sobre el revisionismo sirve de pre­texto. Lo fundamental de los edificios teóricos rojos subsiste. Por consiguiente, la crítica general del co­munismo en «Socialismo Nacional» continuará sien­do válida para nosotros.

En segundo lugar, el estalinismo, con otros nombres, continuará siendo uno de los polos del marxismo. En efecto, la dictadura fortuita de un «número uno» cual­quiera, puede lógicamente suceder a las irracionales oligarquías que, por ejemplo, dirigen a la Unión Sovié­tica desde la caída de Khrustchev. Ningún régimen co­munista ha sabido, hasta hoy, resolver el problema de la renovación de las élites; el error doctrinal de la «igual­dad de los hombres» hace la solución prácticamente imposible. La aguja de las brújulas rojas oscilará, pues, sin cesar entre la incoherencia y… el estalinismo. La crítica del estalinismo se inclinará pues, todavía hoy, si la brújula quiere, hacia importantes aspectos de los marxismos. Pero su utilización exigirá sentido común. El militante juicioso, capaz de reflexión y de crítica, encontrará aquí un arsenal extraordinario, dada la ex­periencia de René Binet en este terreno. Si consigue llegar a discernir la proporción de estalinismo de un régimen determinado, no le faltarán argumentos. Pero lo esencial de la obra llega todavía más lejos. En la oposición constante de nuestra concepción del mundo a la doctrina criticada al demolerá Marx, René Binet construye el social-racismo. Con una precisión que sólo permite una acerada crítica. El alma de la raza reaccionará al ponerse en contacto con la decadencia. Más que un conjunto de abstrac­ciones exánimes, la experiencia de lo abyecto, de lo bestial, guiará a todo el que posea la consciencia de su sangre.

Y René Binet continuará siendo un guía seguro para las generaciones futuras. El siempre ha ido directa­mente al grano. Su indomable voluntad vibra todavía en los textos que nos ha dejado. En una época en que la decadencia corroe la voluntad de nuestros pueblos, este ejemplo, el contacto de esta voluntad, la evoca­ción de este gran sueño, realidad del mañana, nos conducirán al despertar de la raza.

Así pues, pedimos al lector que haga circular este li­bro. Y, si es posible, que un segundo ejemplar, encua­dernado, en una biblioteca selecta, sirva de mensaje a los siglos futuros.

G.-A. Amaudruz

ADVERTENCIA

Las notas que encontraréis aquí no han sido escritas para teorizantes melenudos ni para los hombres que viven fuera del tiempo.

Han sido escritas para los militantes, los combatien­tes, que sólo querrán encontrar en ellas argumentos y armas para su lucha.

Compilación de notas redactadas alternativamente en las cárceles francesas y en la cautividad alemana, la forma de esta obra podrá sorprender a los que prefie­ren el academicismo de las formas. En la medida en que estas notas se completan y se superponen, se encontrarán ciertas repeticiones, pero los militantes que las manejen podrán así tomar cada artículo por un todo, sin deber agregarlos necesaria­mente al conjunto.

Decidido, por consiguiente a hacer caso omiso a los quisquillosos, a los histéricos de la teoría, a los inte­lectuales «predestinados», les pido no ir más allá del comienzo de una compilación que no es para ellos y no malgastarán su tiempo tan precioso. En cuanto a los demás, a todos los camaradas cono­cidos y desconocidos que la utilizarán, deseo proporcionarles los medios  de llevar a cabo una lucha necesaria y urgente para liberar al socialismo de la hipoteca marxista y de los que se sitúan por encima de la «melée»

Información adicional

Peso 230 g
Autor

René Binet

Paginas

190

Pasta

Blanda

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