Los horrores de Polonia

$170.00

Costo:
México 170 MXN

Author: Hans Schadewaldt
Categoría: Etiqueta: Product ID: 3073

Descripción

Tras la Primera Guerra Mundial, un buen número de territorios alemanes pasaron a poder de Polonia. Debido a las persecuciones de los polacos, parte de la población huyó a Alemania mientras que otros prefirieron permanecer en sus hogares.

El nuevo Estado polaco nunca les miró bien. La envidia a su prosperidad y el resentimiento religioso, ya que la mayoría de los alemanes eran de religión evangélica, hizo que sufrieran todo tipo de atropellos por parte de las instituciones gubernamentales.

Cuando el 1º de Septiembre empezó la Segunda Guerra Mundial el horror se desencadenó. El Gobierno de una parte y las turbas polacas se lanzaron sobre los alemanes que vivían en Polonia. Cualquier víctima era buena, con tal de que se tratara de un alemán. Lo mismo daba que fuera un civil, una mujer, un anciano o un niño. Por otro lado, el Ejército y las formaciones paramilitares polacas que no habían sido capaces de enfrentarse a la Wehrmacht se mostraron extremadamente aguerridas en la lucha contra civiles alemanes indefensos de cualquier edad y género.

La historia de esta minoría alemana es otro de los capítulos de “los crímenes de los buenos” durante la segunda guerra mundial que permanecen ignorados o silenciados.

PRÓLOGO

EL PACTO GERMANO-POLACO DE 1934

En 1934, un año después de llegar Hitler al poder, empezó a tratar con el Mariscal Pilsudski un problema pendiente desde la terminación de la Primera Guerra Mundial (1918) y el consiguiente Tratado de Paz de Versalles. Resulta que las potencias aliadas le habían cercenado a Alemania varios territorios que le fueron anexionados a Polonia.

Entre esos territorios figuraba el llamado “Corredor Polaco”, que era una faja de suelo alemán para darle a Polonia una salida al mar. Dicha faja ocasionaba que la vasta provincia alemana de Prusia quedara separada del resto del país.

En las negociaciones con Pilsudski, Hitler dijo que reconocía la necesidad de que Polonia tuviera salida al mar, y por tanto no reclamaba el antiguo suelo alemán del “Corredor”, pero que a su vez Alemania tenía necesidad de comunicar su provincia de Prusia con el resto de Alemania, para lo cual pedía que se le autorizara, construir un ferrocarril y una carretera, a través del ’Corredor Polaco”.

Pilsudski admitió que eran dos necesidades, equivalentes, en beneficio de Polonia y de Alemania, y el 26 de enero de 1934 se firmó un Acuerdo Germano-Polaco en ese sentido. Entraría en vigor poco después, en cuanto Pilsudski —según dijo— lograra que los “mass media” de su país cesaran la violenta agitación antialemana que venían ejerciendo.

Europa respiró cuando ese 26 de enero de 1934 la noticia del Pacto dio la vuelta al mundo. La actitud de Hitler y el sentido político de la realidad del Mariscal Pilsudski se habían unido en el anhelo de iniciar una nueva fase de las relaciones políticas germano-polacas. Todos aquellos que apreciaban en la latente tensión polaco-alemana un peligro inminente para la paz europea reconocieron que la disposición de ambos estadistas a una colaboración iba en interés del apaciguamiento general en Europa.

PERO PILSUDSKI MURIÓ (1935) Y TODO EMPEZÓ A CAMBIAR

Con motivo de la inesperada muerte de Pilsudski circularon rumores de un posible gradual envenenamiento, pero no pudo confirmarse nada debido a que no hubo autopsia.

A Pilsudski lo remplazó su secretario de Relaciones Exteriores, coronel Joseph Beck, quien gradualmente fue demostrando que no estaba conforme en poner en vigor el Pacto Germano-Polaco firmado por su antiguo jefe, aunque de momento no lo decía claramente y sólo lo iba soslayando.

En 1938, aprovechando la fragmentación de Checoslovaquia —país inventado por las potencias occidentales en 1918— y la incorporación de los alemanes de los Sudetes a Alemania, el dictador Beck se anexó el distrito fronterizo de Teschen, alegando que la mayoría de sus 240,000 habitantes eran polacos. Hitler pudo haber puesto eso a discusión, como una forma de presionar a Beck, pero no lo hizo. Prácticamente fue un rasgo de amistad.

Sin embargo, las relaciones de Alemania y Polonia no mejoraban. Por el contrario, los “mass media” de Polonia promovían mayor hostilidad hacia Alemania. En territorios antiguamente alemanes de Posen, Prusia Occidental, Silesia y Bromberg, habitaban minorías de alemanes entre la población polaca, y en julio y agosto de 1939 fueron crecientemente hostilizadas e incluso torturadas y asesinadas. El Pacto germano polaco de amistad firmado con Pilsudski en 1934 estaba totalmente roto.

Hitler hizo presión sobre Beck y éste envió un ministro a Berlín para tratar el problema, pero no llevaba facultades para llegar a ningún acuerdo. Entretanto, Beck concentraba tropas en su frontera con Alemania y los “mass media” hablaban de que, en caso de guerra, los polacos tomarían Berlín en ocho días porque los generales alemanes derrocarían a Hitler.

Años antes Inglaterra y Francia le habían pedido a Pilsudski que accediera a las exigencias soviéticas, pero en 1939 no le pidieron a Beck que respetara el Pacto Germano-Polaco.

¡Querían guerra!

Hitler ordenó atacar a Polonia el 30 de agosto, pero lo pospuso para el primero de septiembre en espera de una última gestión, a la cual Beck contestó: “Polonia no tiene nada que negociar sobre el Corredor ni sobre nada.”

Así, pues, empezó la guerra germano-polaca y tres días después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, con lo cual se iniciaba la Segunda Guerra Mundial.

El Ejército polaco fue derrotado en 15 días. El dictador Beck se negó a declarar a Varsovia como ciudad abierta y la convirtió en “fortaleza de combate”, en tanto que él se ponía a salvo huyendo al extranjero. Los combates duraron una semana más hasta que cayó Varsovia.

Era tanto el odio a los alemanes que 250,000 soldados polacos prefirieron entregarse a los soviéticos, quienes además se llevaron a millón y medio de polacos. A los soldados les concedieron la ciudadanía soviética y los encuadraron en el Ejército Rojo, en tanto que a los oficiales y profesionales (más de 22,000) los mataron de un tiro en la nuca y los sepultaron en los bosques de Katyn, “por ser inasimilables.” [El Crimen de Katyn. Documentos del General polaco Wadyslaw Anders].

Tan sólo en Europa (sin contar con la guerra en el Pacífico), murieron más de veinte millones de seres humanos, entre soldados y civiles.

¿Todo eso por la bagatela de unos cuantos kilómetros de carretera y ferrocarril a través del Corredor polaco? ¿Todo por un capricho de Beck y por el odio demoniaco que los “mass media” cultivaron en Polonia?

LAS MINORÍAS ALEMANAS MASACRADAS

Conforme las tropas alemanas iban penetrando en suelo polaco, fueron encontrando cadáveres de hombres, mujeres y niños (de las minorías alemanas) torturados y asesinados por un populacho enardecido, con apoyo de soldados y oficiales polacos.

Alemania pidió a la Cruz Roja y a las agencias internacionales de noticias (United Press y Associaton Press), que enviaran observadores a constatar tales crímenes. Muy poco de esto se divulgó en la prensa; si acaso, pequeñas notas que no daban idea de lo ocurrido.

Por eso el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich publicó un libro que empieza diciendo:

“Más de 58,000 muertos y desaparecidos hasta ahora ha perdido la minoría alemana en Polonia, cifra tremenda con que el terror polaco ha gravado para siempre en la Historia a ese pueblo. El día en que se publicó la primera edición de esta colección de documentos (17 de noviembre de 1939) estaban plenamente comprobados 5,437 asesinatos perpetrados por soldados polacos y por la población civil en las personas de hombres, mujeres y niños de la minoría alemana en’ Polonia. Ya entonces se sabía que la cifra de los asesinatos aumentaría considerablemente. En efecto, desde entonces el número de cadáveres identificados de alemanes de la minoría aumentó hasta el 1° de febrero de 1940 a 12,857. A esto hay que añadir, según las comprobaciones oficiales, más de 45,000 personas desaparecidas desde que estalló la guerra germano-polaca y que por falta de toda huella hay que suponer que también han sido asesinadas.”

Los Tribunales especiales de Bromberg y Posen son Tribunales de jurisdicción ordinaria, cuyas sentencias han sido dictadas de acuerdo con las leyes alemanas comunes y la Jurisprudencia del Tribunal Supremo del Reich y que han actuado de conformidad con los principios del procedimiento criminal alemán. De las actas de estos Tribunales especiales se han utilizado hasta el 15 de noviembre de 1939, tanto las sentencias firmes como las declaraciones testificales hechas bajo juramento por individuos de origen alemán e incluso por súbditos polacos.

En el material protocolario están incluidos informes testificales de algunos de los individuos de origen alemán encarcelados, maltratados o secuestrados, así como fotografías de numerosos horrores infligidos a los alemanes por soldados y paisanos polacos (asesinatos, mutilaciones, exacciones violentas). Las fotografías son reproducción exacta de las que se tomaron de las víctimas de apaleamientos, fusilamientos o mutilaciones en el lugar del hecho o del hallazgo; las fotografías cuyo origen no estuviese indudablemente comprobado no han sido incluidas en la colección.

Debido al cúmulo de material sobre las crueldades, no pueden reproducirse íntegros todos los casos probados en el sumario.

Tampoco abarca esta recopilación los innumerables actos de crueldad cometidos contra miembros de la minoría alemana antes de la ruptura de hostilidades.

CITAS

«Si la razón exige que los vicios a que una nación propende por naturaleza haya que reprimirlos con severas leyes, en Polonia esos vicios son la bárbara crueldad y la desidia estando la última tan extendida como la primera.»

Sir George Carew, A Relation of the State of Polonia and the United Provinces of that Crown anno 1598.

Muera el alemán, nuestro enemigo Saquead, robad, incendiad.

Que muera el enemigo entre tormentos.

El que cuelgue a los perros alemanes

Será premiado por Dios.

Yo, sacerdote, os prometo

Alimento por ello en el reino de los cielos…

Pero maldición sobre el malvado Que defienda entre nosotros al alemán.

Canción de odio de los polacos contra Alemania durante la rebelión de 1848.

«… Las autoridades polacas martirizan a los que no quieren hacer declaración alguna de manera que la inquisición de la Edad Media palidece ante los martirios que tienen que sufrir en Wilna y en la comarca los prisioneros polacos.»

Pierre Valmigére: «¿Y mañana…? Francia, Alemania y Polonia», edición alemana (Berlín 1929, pág. 12)

¡Cuanto más se entra en Polonia más robos y más asesinatos!

Proverbio ruso.

«Uno de los pueblos eslavos, los polacos, constituyen ciertamente una triste excepción. La violencia y la intolerancia caracterizan su historia.»

Danilewsky: «Rusia y Europa».

«…Sería quizá fastidioso enumerar detalladamente los actos de opresión… Un informe sobre ello sería de una extensión imposible. Pero hay cosas que no pueden dejar de mencionarse, cosas que tiene que escuchar el mundo civilizado, y son las espantosas e inhumanas barbaridades… en las cárceles polacas…»

«Manchester Guardian» del 12.12.31, bajo el título: «Oppression of Ukranians. Methods of Middle Ages revives by Poles.» — From our Special Correspondent, Lemberg.

Protesta francesa contra el terror policíaco polaco

«Una ola de terror recorre en este momento Polonia. La prensa no puede hablar apenas de ello porque está amordazada. Se trata de un régimen policíaco con todos sus terrores y con todas sus bárbaras medidas de opresión. Las cárceles de la República encierran hoy más de 3.000 delincuentes políticos. Maltratados por sus carceleros, ultrajados, golpeados con cintos y palos… La vida que se les obliga a llevar es tal que en muchas cárceles los prisioneros prefieren la muerte al lento martirio al que están, sometidos.

Paul Painlevé, Edouard Herriot, Léon Blum, Paul Boncour, Séverine, Romain Rolland, Víctor Basch, Georges Piech, Pierre Carón, Charles Richet, Aulard, Hadamard, Bouglé, F. Hérold, Mathias Morhardt, Jean-Richard Bloch, Pierre Hamp, Charles Vildrac, Lucien Descaves, Henri Béraud, Michel Corday, Léon Bazalgette, Paul Colín, Albert Crémieux, Henry Marx, Paul Reboux, Noél- Garnier.»

Protesta de políticos e intelectuales franceses contra el terror de las minorías en Polonia (publié á París, au mois de mai 1924)

(Citado según: La terreur blanche en Pologne, Edition du conseil national ukranien, Viena 1925, pág. 7).

«Las minorías en Polonia deben desaparecer. La política polaca es la que cuida de que no desaparezcan sólo en el papel. Esta política sigue haciéndose brutalmente y sin la menor consideración a la opinión pública del mundo, a los tratados internacionales o a la Sociedad de Naciones. La Ucrania se ha convertido en un infierno bajo la soberanía polaca. De la Rusia blanca puede decirse lo mismo con más razón todavía. La finalidad de la política polaca es la desaparición de las minorías nacionales en el papel y en la realidad.»

«Manchester Guardian» del 14.12.31, información especial de Varsovia.

«Polonia es una mezcla de brutalidad sármata y casi neozelandesa y de refinamiento francés; un, pueblo sin gusto e inculto y sin embargo entregado al lujo, al juego y a las modas.»

Georg Forster: Cartas de Forster I, pág. 467.

Un panfleto polaco que invitaba al asesinato

«¿No podemos hacer lo mismo que los españoles? El que tenga valor que tome las armas y se lance contra el enemigo. Mujeres, niños y ancianos pueden asesinar en casa, en cuanto se aloje en ella un soldado enemigo. Si pasa por la ciudad arrojad sobre él agua hirviendo por las ventanas y tirádle piedras. ¡Aniquiládle en todas partes! ¡Que no vea los víveres, enterradlos en hoyos! ¡En el campo de batalla nuestro Ejército polaco hará flamear las armas ante sus ojos. Entonces veremos si nuestros sojuzgadores, los tres, pueden hacer alto en nuestra sagrada tierra polaca ni siquiera unos meses. No, no permanecerán tanto tiempo. ¡Lo que se salve de las armas polacas huirá precipitadamente por la frontera!»

Del panfleto polaco: «Palabras de verdad para el pueblo polaco».

Impreso bajo el patrocinio de la Santísima Virgen, patrona de Polonia. 1848.

«Pero los vecinos inmediatos de Polonia conocen ya de antiguo esas brillantes promesas… y desconfían de ellas.

Por su larga experiencia temen que los polacos se muestren en la administración de su nueva independencia sin sentido de orden, anárquicos, incumplidores y confusos.

Como los vecinos conocen a los polacos como vengativos, violentos y pendencieros temen que su soberanía sea brutal, torpe, intolerante y tiránica.»

D’Etchegoyen, Olivier: Pologne, Pologne… París 1925.

«… Estos son los métodos de brutal violencia que el Estado polaco aplica en lugar de los nuevos y más venturosos conceptos de derecho y de justicia…»

Teniente coronel Graham Seton Hutchison, miembro británico de la Comisión del plebiscito de la Alta Silesia 1920/21.

«… Cuando los polacos se dan cuenta de que son los más débiles, saben

mostrarse humildes y dóciles, pero cuando encuentran el punto flaco y se convierten en amos, son tercos, altaneros y crueles… La libertad sin trabas en que viven los polacos y la ley, que rescata con dinero todos los delitos, excluyendo unos cuantos, es causa de que entre otras cosas censurables sea también el homicidio muy corriente en Polonia.»

Del diario de viaje del hidalgo frisón Ulrich von Werdun 1671/72.

«Compatriotas y hermanos que, como yo, y para propio mal, habéis conocido a los polacos: unid vuestra voz a la mía para que en el futuro no cause ya más daño la perfidia y la doblez de este pueblo. Todos los hermanos deben oírlo y todo eco debe repetir que el polaco no conoce derecho ni ley y que la palabra de un kalmuco vale cien veces más que todos los tratados firmados en Polonia.»

  1. Méthée: Histoire de la Prétendue Revolution de Pologne.

París 1792, pág. 184.

«El aldeano está inclinado a la bebida, a la pendencia, a la injuria y al homicidio. En ningún pueblo se pueden encontrar tan fácilmente tantos homicidios.»

Richard Roepell: Historia de Polonia, Vol. I, Hamburgo 1840.

Más de 58.000 muertos y desaparecidos hasta ahora

ha perdido la minoría alemana en Polonia en los días de su liberación del yugo polaco, cifra tremenda con que el terror polaco ha gravado para siempre al pueblo polaco. El día en que se publicó la primera edición de esta colección de documentos (17 de noviembre de 1939) estaban plenamente comprobados 5.437 asesinatos perpetrados por soldados polacos y por la población civil en las personas de hombres, mujeres y niños de la minoría alemana en Polonia. Ya entonces se sabía positivamente que la cifra de los asesinatos aumentaría considerablemente. En efecto, desde entonces el número de los cadáveres identificados de alemanes de la minoría aumentó hasta el 1 ° de febrero de 1940 a 12.857. A estos 12.857 cadáveres identificados de personas asesinadas hay que añadir, según el estado actual de las comprobaciones oficiales, más de 45.000 personas desaparecidas desde que estalló la guerra germano-polaca y que por falta de toda huella hay que suponer también que han sido asesinadas. Así pues, hasta ahora se han comprobado en la minoría alemana en Polonia más de 58.000 víctimas. Pero ni aun con esta cifra aterradora queda agotada ni mucho menos todavía la lista de pérdidas de los alemanes de la minoría. No hay duda alguna de que las investigaciones que se están llevando a cabo arrojarán aún muchos miles de muertos y desaparecidos. La siguiente exposición de las crueldades polacas que abarcan no sólo asesinatos y mutilaciones sino también otros excesos, como malos tratos, violaciones, robos e incendios, no es más que un pequeño extracto de la totalidad de los hechos cuyo proceso se documenta en esta obra a base de material de prueba irrefutable y oficialmente comprobado.

FUENTES Y ACLARACIONES

La exposición de la campaña de crueldades contra los miembros de la minoría alemana de Polonia reposa en los autos de los Tribunales especiales de Bromberg y Posen, en los atestados de las comisiones especiales del Jefe de Policía, en unión de los dictámenes forenses de la Inspección de Sanidad del Alto Mando del Ejército, y en los sumarios del Juzgado militar organizado por el Alto Mando del Ejército para entender en las infracciones del Derecho de gentes. El material auténtico sobre cada caso particular de crueldad está tomado de los atestados antes mencionados.

Los Tribunales especiales de Bromberg y Posen son Tribunales de jurisdicción ordinaria cuyas sentencias han sido dictadas de acuerdo con las leyes alemanas comunes y la Jurisprudencia del Tribunal Supremo del Reich y que han actuado de conformidad con los principios del procedimiento criminal alemán. De las actas de estos Tribunales especiales se han utilizado hasta el 15 de noviembre de 1939, tanto las sentencias firmes como las declaraciones testificales hechas bajo juramento por individuos de origen alemán e incluso por súbditos polacos. De las actuaciones de las Comisiones especiales se han extraído los atestados policíacos, documentos y material gráfico. De los expedientes de los médicos forenses (informes, fotografías y preparaciones) se han tomado reproducciones fotográficas y el informe colectivo consignado como memoria sobre los dictámenes de autopsia de las victimas. De las actuaciones de la Sección de Investigaciones del Ejército se han extraído, sobre todo, las declaraciones testificales prestadas, bajo juramento, ante funcionarios de la jurisdicción militar, anotadas en dos tomos editados por el Alto Mando del Ejército (Sección Jurídica del Ejército). «Atrocidades cometidas por polacos, en Bromberg, Pless y Stopanica contra individuos de origen alemán y prisioneros de guerra» (Tomo I) y «Atrocidades cometidas por polacos, dentro de la provincia de Posnania, contra individuos de origen alemán y prisioneros de guerra» (Tomo II) en los cuales se han recopilado los informes.

En el material protocolario están incluidos informes testificales de algunos de los individuos de origen alemán encarcelados, maltratados o secuestrados, así como fotografías de numerosos horrores infligidos a los alemanes por soldados y paisanos polacos (asesinatos, mutilaciones, exacciones violentas). Las fotografías son reproducción exacta de las que se tomaron de las víctimas de apaleamientos, fusilamientos o mutilaciones en el lugar del hecho o del hallazgo; las fotografías cuyo origen no estuviese indudablemente comprobado no han sido incluidas en la colección. Se han unido copias fotográficas de páginas enteras con esquelas de muertos y desaparecidos que, día tras día, han publicado los periódicos de Posen y Bromberg, durante varias semanas después de los días de terror.

Los sumarios de la Sección de Investigación militar se citan en el texto con las letras WR I o WR II, según proceda; los de los Tribunales especiales con las indicaciones Sd K. LS o Sd. Is.; los atestados de las comisiones especiales del Jefe de Policía (Dirección General de Policía del Reich) con la de RKPA y los dictámenes de autopsia e inspección de cadáveres con la de OKW. HS en Br. o P, respectivamente.

Debido al cúmulo de material sobre las crueldades, no pueden reproducirse íntegros todos los casos probados en el sumario; algunos están reproducidos conforme a la redacción original de autos y otros se exponen citando los puntos decisivos de la prueba testifical. Por las mismas razones, se ha prescindido de la reproducción de las historias clínicas de los miembros del grupo alemán que habían sufrido graves lesiones al ser arrastrados por los polacos; se dispone de ellas, como nuevo e interesante material auténtico, en el Hospital Evangelische Diakonissen-Anstalt, de Posen, y en el lazareto de campaña del Hospital Municipal de Bromberg. El libro sólo contiene una selección del abundante material fotográfico. Todos los atestados y documentos utilizados para este acopio de material se conservan, en Berlín, por las autoridades centrales competentes.

En este libro, que se ocupa exclusivamente de los excesos de los polacos contra los individuos de nacionalidad alemana, no se ha tenido en cuenta el restante material obtenido sobre las infracciones polacas del Derecho de Guerra e Internacional, cometidas en el trato aplicado a los alemanes apresados y muertos en la guerra. Tampoco abarca esta recopilación los innumerables actos de crueldad cometidos contra miembros de la minoría alemana antes de la ruptura de hostilidades.

Información adicional

Peso 260 g
Autor

Hans Schadewaldt

Paginas

151

Pasta

Blanda

Valoraciones

No hay valoraciones aún.

Sé el primero en valorar “Los horrores de Polonia”

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *