Descripción
En una guerra sin precedentes y desproporcionada, impuesta a Alemania por la Alta finanza Internacional; la Luftwaffe nacionalsocialista, sostuvo una lucha feroz y noble a la vez contra un mundo de enemigos.
Por lo menos, los ciento cincuenta primeros ases de la historia aérea son alemanes. La diferencia existente entre las victorias obtenidas por los máximos ases aliados (38 y 40) y soviéticos (62), no tienen punto de comparación con la de los ciento cincuenta primeros pilotos de la Luftwaffe, cuyo máximo “score” corresponde a Hartmann (352) y seguido de varias decenas de jovencísimos pilotos que sobrepasaron los 150 derribos.
Después de la guerra, los aliados achacaron estas diferencias a la propaganda de guerra del “Dr. Goebbels”. Posteriores investigaciones y comparaciones con los documentos oficiales, dieron como resultado que el sistema de comprobación de victorias aéreas de la Luftwaffe era mucho más rígido y veraz que el mismo aliado, las victorias sin un mínimo de tres testigos, pasaban a formar parte del “score” de la escuadrilla.
En esta pequeña obra, editada en la época, se recogen documentos y diarios de los propios combatienes, que reflejan con algunos rasgos lo que representó la guerra aérea en los primeros años.
Como mínimo, el 50 por ciento de los “ases” o “experten” según la jerga alemana, cayeron en la contienda. Pero estos pilotos, hicieron (palabras de un general aliado) más daño a la “Victoria” del que pudieran haber hecho varias divisiones blindadas de primera línea.
El General británico Dowding, organizador del mando de cazas, dijo de ellos: “Eran dignos enemigos y continuaron luchando. Sufrieron un terrible castigo, pero durante todo el tiempo siguieron luchando”.
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