Descripción
«La Palabra» fue un periódico a cargo de Anacleto Gonzalez Flores
Pórtico
Setenta y cinco años no han bastado para borrar de la memoria el manotazo sangriento que consiguió aplastar cuatro vidas en la flor de la edad, un mediodía de abril de 1927, en el campo de tiro del cuartel Colorado de Guadalajara.
Los cadáveres de las víctimas, expuestos a la curiosidad del vulgo en el patio de la Presidencia Municipal, fueron conducidos al día siguiente, en apoteótica multitud, al cementerio de Mezquitán.
Un cuarto de siglo después, un contingente aún mayor condujo los restos exhumados a lugares más decorosos: el santuario de Guadalupe, la parroquia de San José de Analco y la de Ahualulco.
Y la historia sigue. A la invicta cuadrilla compuesta por Anacleto González Flores, Luis Padilla Gómez, los hermanos Jorge y Ramón Vargas, los también inmolados hermanos Ezequiel. Y Salvador Huerta Gutiérrez, Miguel Gómez Loza y Luis Magaña Servín, forman ahora un solo grupo de siervos de Dios camino a los altares.
La Sección Diocesana de Educación y Cultura de Guadalajara quiere sumarse al grato recuerdo que dejó en muchos la figura señera, cargada de espalda, de genio vivaz y chispeante del maistro Cleto, representante genuino de una casta que supo en su época da razón de su fe, inculturando el Evangelio de la mejor forma en el aula, la prensa, la tribuna pública y el patíbulo.
Y qué mejor homenaje a la memoria de este grupo de batalladores que supieron impregnar su entorno, marcando en él una huella indeleble, una hoguera cuyo rescoldo aun humea, que esta reproducción facsimilar de La Palabra, que llega a tus manos, lector, gracias al entusiasmo del Sr. Lic. D. Alfonso Nuño Rodríguez, y a la buena disposición del Sr. Lic. D. Fernan Gabriel Santoscoy Faudon, del Mtro. Carlos Fregoso Gennis y la Mtra. Catalina Aureola, de la Biblioteca Pública del Estado, el primero de los cuales reprodujo, y los segundos facilitaron los ejemplares de esta colección, palestra de vida efímera –ni siquiera dos años- , pero elocuente testimonio de una época fecunda en acciones y pasiones, en la que salieron a relucir lo blanco y lo negro, el oro y el púrpura de la naturaleza humana.
Guadalajara, Jal., I’ de abril de 2002
LXXV Aniversario del Sacrificio
de los Siervos de Dios
Anacleto González Flores y compañeros
Abel Castillo Castillo, Pbro.
Coordinador de la Sección Diocesana de Educación y Cultura
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