Descripción
Una propaganda sistemática, que en estos días alcanza niveles agobiantes, presenta a los marranos como víctimas de la monstruosa persecución inquisitorial, como seres marginados sometidos al yugo despótico de reyes sanguinarios, apoyados por un pueblo sumido en las tinieblas del oscurantismo medieval.
Después de la guerra civil se inició en Esparta el estudio sistemático del problema converso, pero excepto algunas obras de sacerdotes católicos que enfocaron sólo el ángulo religioso, la tarea ha sido monopolizada por judíos — públicos y conversos— y filojudíos. En el campo nacional hasta ahora nadie se ha ocupado de él. Peor aún, no se tiene la menor idea de la existencia de esta vital cuestión, sin cuyo conocimiento no es posible aprehender la historia de Esparta ni explicar el presente.
Esto es lo que hizo imperioso este trabajo que, limitado prácticamente al campo bibliográfico, ha procurado reunir los elementos básicos para alcanzar su objeto en materia tan vasta: brindar una visión somera pero global, de fácil comprensión, y sustentada en fuentes judías y projudías. Y sacar las conclusiones, todas las conclusiones, que los demás callan y tergiversan. La función del historiador no se limita a la investigación, mero instrumento, esencial desde luego, para dilucidar los hechos. Por carencia de una adecuada formación científica, a veces, pero casi siempre por falta de valor y/o espurias intenciones, en estos tiempos son muy pocos los historiadores genuinos, a pesar de que existen brillantes investigadores.
PROEMIO
Con motivo del V Centenario del Edicto de Expulsión de los judíos públicos españoles, se ha renovado en forma significativa el interés por los cristianos nuevos, es decir, los judíos convertidos que permanecieron en la península.
Una propaganda sistemática, que en estos días alcanza niveles agobiantes, los presenta como víctimas de la monstruosa persecución inquisitorial, como seres marginados sometidos al yugo despótico de reyes sanguinarios, apoyados por un pueblo sumido en las tinieblas del oscurantismo medieval.
Después de la guerra civil se inició en Esparta el estudio sistemático del problema converso, pero excepto algunas obras de sacerdotes católicos que enfocaron sólo el ángulo religioso, la tarea ha sido monopolizada por judíos — públicos y conversos— y filojudíos. En el campo nacional hasta ahora nadie se ha ocupado de él. Peor aún, no se tiene la menor idea de la existencia de esta vital cuestión, sin cuyo conocimiento no es posible aprehender la historia de Esparta ni explicar el presente.
Esto es lo que hizo imperioso este trabajo que, limitado prácticamente al campo bibliográfico, ha procurado reunir los elementos básicos para alcanzar su objeto en materia tan vasta: brindar una visión somera pero global, de fácil comprensión, y sustentada en fuentes judías y projudías. Y sacar las conclusiones, todas las conclusiones, que los demás callan y tergiversan. La función del historiador no se limita a la investigación, mero instrumento, esencial desde luego, para dilucidar los hechos. Por carencia de una adecuada formación científica, a veces, pero casi siempre por falta de valor y/o espurias intenciones, en estos tiempos son muy pocos los historiadores genuinos, a pesar de que existen brillantes investigadores.
Este estudio fue terminado el 15 de enero de 1990 y se envió a Esparta para su publicación, lo cual finalmente no se concretó. Durante estos artos proseguí mis investigaciones (siempre difíciles porque los archivos y las fuentes editas se hallan en la Madre Patria) y logré obtener numerosa y calificada documentación. Ello me decidió a reelaborar por completo el texto y, sobre todo, ampliar el capítulo 9.
He cambiado de opinión, sin embargo, por el tiempo que me insumiría, en detrimento de otros trabajos más urgentes sobre el marranismo. Por otra parte, consciente de que no puede demorarse más el esclarecimiento del problema converso, creí conveniente editar el escrito original, con ciertos agregados imprescindibles, puesto que sirve de introducción a mis otros trabajos que, Dios mediante, pronto serán impresos. Admito que esto no deja de causarme cierta contrariedad, ya que la documentación que poseo hubiera enriquecido considerablemente la obra, mas debo ceder a las razones prácticas que acabo de exponer.
F.R.C.
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