Descripción
Nace este libro venciendo obstáculos enormes. Nace impulsado por la profunda angustia de palpar el peligro terrible que amenaza a la Civilización Cristiana, es decir, al mundo occidental. Y nace, también, alentado por la profunda convicción de que la Civilización Cristiana no habrá de perecer. Para esto es necesario que conozca el peligro en que se encuentra. Y que precise, hasta la evidencia, que su peor enemigo es su propia ceguera.Así como al salir de las tinieblas la luz hiere las pupilas y nada podemos distinguir, el lector de este libro encontrará fantásticas e inverosímiles las primeras páginas. Es la sorpresa y el desconcierto que todo lo nuevo, todo lo no familiar, lleva consigo.Una recomendación: este libro no debe juzgarse por sus primeras páginas. Es necesario que la conciencia del lector disponga de todos los datos, de todos los nombres, de todas las fechas y lugares que aquí se citan, para que forme su juicio definitivo.Este es un libro cuya comprobación el lector puede hacer por sí mismo. Como no se trata de una teoría personal, sino de una serie de hechos mundiales, el lector podrá ir aplicando su propia experiencia y sus propias observaciones.El autor es un hombre que ha vivido en carne propia la agonía de su Patria tras la Cortina de hierro. Pero además de esa experiencia terriblemente dolorosa, dispone de un enorme caudal de revelaciones documentadas que recogió en el reverbero de la Segunda Guerra Mundial.Al advertir las primeras huellas de La Gran Conspiración Judía, el autor también se encogió de hombros y también dijo: «¡Puras fantasías!». Fue luego un torrente de pruebas y un desbordamiento de lava bolchevique lo que disipó sus dudas. Fue el crepúsculo de la Civilización Cristiana, vivido por su Patria al entrar en las tinieblas de la «civilización marxista», lo que encendió en su ánimo el anhelo de lanzar un grito de «¡Alerta!».Esta voz va en particular dirigida a todos los cristianos. El que cree en Cristo no pone en duda el advenimiento del Anticristo.El peligro que aquí se revela parece fantástico e inverosímil. Lo parece más por la falta de información adecuada que por falta de pruebas o de evidencias prácticas. Por eso —repetimos— el lector no debe ¡formarse juicio con las primeras inverosímiles páginas. Es necesario que lo conozca todo.Súbitamente el mundo se ha dividido en luz y tinieblas. Tenemos la suerte de vivir aún en el lado de la luz. Pero hay un peligro inconmensurable de que esta claridad se apague. Dentro de nosotros mismos hay fuerzas que luchan por lograrlo. Los ríos de sangre y lágrimas que esa tragedia entrañaría, debe movernos a un momento de -examen y recogimiento.¿Cuál es el camino que salvará a la Civilización Cristiana del más grande peligro que la ha amenazado en sus dos mil años de historia?
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